
11:30 am
Un presidente afronorteamericano en 2008. ¿Qué le parece esta idea? Solo hace unos meses muchos norteamericanos, si no la mayoría hubieron descartado hasta la posibilidad. Sin embargo, mientras florezca el verano también lo hace la candidatura del senador de Illinois, Barack Obama. Su progreso reciente en las encuestas de junio, el segundo avance en tres meses, lo muestra empatado estadísticamente con la formidable Hillary Clinton de Nueva York, quedándose muy atrás los otros precandidatos demócratas.
Según un reportaje de USA Today sobre una encuesta Gallup a mediados de junio, El senador de Illinois le gana a Clinton por un solo punto de porcentaje, de 30 a 29 por ciento, si incluye en la contienda al ex vicepresidente Al Gore. Clinton le gana a Obama con un solo punto, de 37 a 36 por ciento, si Gore no está incluido. La encuesta fue llevada acabo entre votantes demócratas. En la vista de los expertos todavía no se puede decir si se profundizará el avance de Obama o si perderá fuerza. Aún así, es buen augurio esta fuerza creciente tan temprano en el ciclo electoral.
Aún más interesante resulta otra encuesta hecha en la primavera para investigar las posibilidades de cada precandidato en las elecciones generales mostrando a Obama como el candidato demócrata más fuerte con posibilidades de derrotarle a Giuliani, el Republicano más fuerte en la encuesta. Reporta la prestigida encuesta de Quinnipiac University que El ex alcalde de Nueva York, Rudolph Guliani, lleva una pequeña ventaja de 44 a 41 por ciento sobre el senador de Illinois, Barack Obama en una posible contienda presidencial cara a cara entre estos dos. Giuliani mantiene una ventaja de 48 al 41 por ciento sobre el ex vicepresidente Al Gore, y vence a la senadora de Nueva York, Hillary Clinton, por un 49 a 40 por ciento. Otro factor de importancia es la creciente capacidad financiera y organizadora de Obama, mostrando que el senador tiene plena capacidad como para “correr con los campeones”. Por ejemplo, revelan las estadísticas de recaudación de fondos de campaña emitidos a fines de esta primavera unas tendencias interesantes y sorprendentes, con el senador Obama a la vanguardia en contribuciones proporcionadas por Wall Street. Andaba Giuliana en un segundo lugar muy cercano, quedando Clinton un poquito atrás. Los Demócratas gozaban de una ventaja en la cantidad global de sus fondos de campaña, ganándoles en ese momento a los Republicanos.
Seguramente habrá mucha discusión sobre el apoyo a Obama entre el capital inversionista. Ya se queja el empresario Hip Hop, Russel Simmons, calificándole al senador como un “ratón” que ya se encuentra metido en el bolsillo de sus contribuidores a quienes les debe su lealtad. Alegó Simmons que a Obama le faltan bases financieras populares, descartando, al parecer, la importancia del 30 por ciento de sus contribuciones totales que provienen de pequeños contribuyentes, en su mayor parte por Internet.
En una entrevista con la revista New York Times Magazine, también descartó Simmons a la llamada de Obama por reformar a la letra rap, diciendo que si quisiera una reforma en verdad, debiera mantener su enfoque sobre una reforma de las condiciones materiales que crean a esa letra. Se ha reunido Simmons con el Reverendo Al Sharpton y otros en una llamada a la industria corporativa de la música a que se prohíba el uso de la palabra “n,” una campaña importante y seria. El ex Oficial Ejecutivo en Jefe de la empresa Def Jam Records parece haber encontrado en John Edwards una actitud más seria en dirigirse a las condiciones de crisis de las comunidades afronorteamericanas y pobres.
A pesar de estas preocupaciones, vale la pena meditar sobre la fuerza que tiene Obama entre los conservadores de Wall Street y la fuerza de los Demócratas en general. ¿Es que balancean esta sección de la clase dominante sus apuestas con el sentimiento de que ya está agotada la revolución republicana y que ya viene regresando el péndulo? O, ¿es una movida más cínica y maquiavélica con vistas de apoyarle a un candidato que ellos sienten que no tiene posibilidades de ganar en las elecciones generales? Se tiene que preguntar uno sobre qué clase de apoyo fue prestado de estas fuentes a Ralph Nader en 2004 asegurando así una victoria republicana.
Pues, todavía es muy temprano como para llegar a conclusiones. Sin embargo, no se debe que pormenorizar a la capacidad de Obama para recaudar al gran dinero, ni tampoco se le debe que tachar por hacerlo, así como lo quieren hacer algunos. Jamás se debe olvidar que se llevan acabo las elecciones presidenciales al nivel de la política burguesa, y de que Nueva York es un centro burgués. Debe ser esa la medida.
Otra cuestión de gran importancia es la fuerza organizadora de este candidato afronorteamericano. Tocante a eso, en junio una Caminata por el Cambio logró sacar a 10.000 voluntarios para llevar su campaña de puerta en puerta en los 50 estados. Los reportajes de la prensa califican a la campaña como una movilización exitosa en gran parte, utilizando al Internet para reclutar voluntarios. Reportó the Chicago Tribune que
El día fue organizado en gran parte por medio de la Web, con mensajes electrónicos a los partidarios de Obama, quienes también recibieron un video de capacitación sobre cómo llevar acabo una campaña de puerta en puerta. Un mapa interactivo en el sitio de Web de la campaña permitió a la gente ofrecerse de voluntarios haciendo clic sobre iconos representando a sus barrios respectivos. Voluntarios dirigidos por Internet.
En muchos casos la única comunicación antes del evento fue por Internet, y los voluntarios se presentaron con impresiones de sus hojas de inscripción confirmada indicándoles sus puntos respectivos de reunión. Todas las mayores campañas han invertido grandes cantidades en operaciones sustanciales de Web, y todas las campañas han tomado como prioridad la utilización de sus sitios para compilar listas electrónicas de sus partidarios y para mantener vivo el entusiasmo. Durante el primer trimestre del año utilizó Obama al Internet para recaudar $6,9 millones de 50,000 contribuidores particulares. Sugiere the New York Post que “la campaña ha agregado a otros 40,000 donantes por Internet por toda la nación a los 100,000 ya capturados en el previo trimestre, dicen trabajadores de campaña apoyados en gran parte por una red de base predominantemente de votantes opuestos a la guerra,” que no es poca cosa.
Pero, ¿cuáles son las posiciones de Obama sobre las grandes cuestiones? Y, muy importante, ¿qué es su punto de vista sobre los trabajadores? Aquí, como es previsible, la situación resulta mixta y algo contradictoria. Mientras que toma él un punto de vista global a favor de los trabajadores, hizo caso omiso el aspirante demócrata a un foro presidencial organizado en febrero por el sindicato AFSCME. Según reportajes su plan de cuidado de salud, aun con sus aspectos positivos, cae corto de la cobertura universal apoyada por los demás candidatos.
Sobre la acción afirmativa, provocó sorpresa Obama durante una entrevista en un programa dominical matutina de noticias de la cadena de televisión ABC cuando sugirió que sus hijas están “algo aventajadas” y que deben ser vistas así por las comisiones de admisión universitarias. Agregado a la controversia durante la entrevista fue la sugerencia de que se deben que añadir a la consideración cuestiones de clase incluyéndole así a los blancos desaventajados y de clase trabajadora. ¿Sería que el aspirante presidencial de Illinois esté dando paso atrás en su apoyo a la acción afirmativa? Dadas las declaraciones anteriores de Obama sobre la cuestión, parece poco probable. Sin embargo, mientras ganen fervor las campañas electorales y mientras que trate Obama de aumentar su alcance y su base, seguirán aumentándose las presiones a ensuavecer las posiciones. ¿Significa una capitulación una acomodación así?
Ya preguntan algunos sobre los puntos de vista de esta nueva estrella del Partido Demócrata, con la sugerencia de que él quiere ser todo a todos. El activista Bill Fletcher, en un artículo reciente, “Preguntas para Barack Obama,” hizo sugerir que dependen las posiciones del candidato de sus interlocutores del momento:
De cierto modo no alcanzo saber quién es el senador Obama en realidad. Primero, porque no ha definido, por lo menos hasta ahora, a ninguna cuestión del momento sobre la cual haya tomado la vanguardia y que haya definido el terreno. Segundo, y hasta cierto grado más preocupante, él permite a la gente verlo y asumir de él lo que desean ver y asumir de él. He comentado a muchos de mis amigos que me hace pensar esta situación en un episodio de la serie original de televisión “Viaje a las Estrellas” [“Star Trek”] en el cual había una criatura que aparecía a cada uno tal y como el espectador la quiso ver.
Pero, en la opinión de algunos, ser “todo a todos” es lo esencial en una contienda presidencial. Una vez hace varios años, un anciano sugirió esto a un servidor. “Para llegar a ser presidente,” declaró él, “se trata de ofenderles al mínimo número de personas”. “En realidad,” añadió, “esto puede ser la misma esencia de la cuestión”. Eso me dio mucha razón por pensar.
Sin embargo, pinta un retrato muy distinto de Obama un artículo reciente en la revista Time. La escritora Karen Tumulty, en un artículo que lleva como título, “El Candidato del Candor,” dice que él está tomando posiciones fuertes y que dice a la gente lo que no desean oír. Según ella, criticó Obama a los fabricantes de autos sobre cuestiones ecológicos en una reunión del Club Económico de Detroit, y declaró a un rally de campaña en Iowa que en vez de reducir el presupuesto militar bien puede aumentarlo, siquiera al inicio. Sobre el Seguro Social parece que ha entretenido la idea de aumentar tanto a la edad de jubilación que a los impuestos sobre salarios. Al parecer, siente Obama al asesar el estado de la nación que han de tomarse algunas decisiones muy duras y en vez de decirle a la gente lo que desean oír, ha decidido decir la mera verdad según sus propias luces.
Entonces, ¿Es Obama un candidato plástico, impulsado por los grupos de enfoque, cambiándose con cada cambio de viento? O, ¿es el mero Sr. Candor, diciendo la verdad aun cuando duele decirlo?
Más bien, es un poco de las dos cosas. Una parte de las diferencias de percepción se debe a los vaivenes de la campaña en sus primeros meses y los esfuerzos por encontrar la tracción en medio de un ambiente político inconstante. Otra parte es seguramente una función de un cálculo táctico dirigido a la calibración de una imagen de candor, de tomar las decisiones difíciles y de captar a las alturas políticas y morales. Y es de esperarse.
Sin embargo preguntarían algunos, ¿Y de los principios, la plataforma y el programa qué? Bien, ¿y qué? Esta es la política burguesa, y el juego se gana o se pierde basado en sus reglas del juego. Los varios candidatos de clase dominante se dirigen al asunto de distintas maneras, pero son iguales los principios básicos. Por ejemplo, usaba de decir Richard Nixon que la táctica ganadora republicana es la de posicionarse tanto a la derecha que se pueda en las primarias, y luego acercarse al centro en las elecciones generales. Los candidatos del Consejo de Liderazgo Demócrata estilo Clinton usan otras variaciones: la “triangulación” y “la política del centro vital”. Según las reglas del juego, el “centro” es donde pasa todo. Argumentan algunos que es un triste comentario sobre el triste estado de la política norteamericana. Y tienen razón. Sin embargo, el puro tener razón no cambia ni bolas.
A estas alturas, el “movimiento” no tiene suficiente fuerza como para imponer a otro paradigma estratégico así como lo hizo Harold Washington en su campaña por la alcaldía de Chicago. Para aquel entonces el programa y la plataforma se reunieron con el “movimiento” transformándose en una campaña masiva de inscripción de votantes que sacó a las urnas a la clase trabajadora afronorteamericana, mexicoamericana y blanca. Washington mantuvo sus principios y fue elegido. A pesar de la derrota dramática de la derecha republicana en 2006, una derrota organizada alrededor de las cuestiones “básicas,” no se ha concretizado ningún movimiento en apoyo a ninguno de los aspirantes demócratas. ¿No te agrada? Pues, anda a construir el movimiento. Ayudaría la presión callejera fortalecer la plataforma y cambiar las reglas del juego.
Pero, ¿qué tal la acción afirmativa? Resulta curioso que la posición de Obama parece estar andando a la deriva hacia el centro-derecha, el punto de vista expresado más recientemente por algunos Republicanos. Dada la naturaleza del racismo institucionalizado norteamericano, queda sin duda que seguirán beneficiadas las hijas de Obama. Y así deben que seguir las hijas de ellas, y las hijas de esas. No es cuestión de recursos económicos ni de ingresos. Es cuestión de patrimonio familiar, de experiencia y de preparación. A las familias afronorteamericanas de clase media, muchos entre ellas los primeros en sus familias a conseguir grado de universidad, todavía les queda un largo camino que perseguir hasta no encontrar la igualdad. Son demasiado escasos, ni gozan de un “patrimonio” suficiente en términos de capital educacional y monetario. Y eso es más cierto aun para la clase trabajadora afronorteamercana y para los pobres.
Ya después de las elecciones de noviembre, con la acción afirmativa en su agonía, siendo esta la única cuestión que iba a la derrota, sería un error tremendo aceptar el argumento de que “la clase media afronorteamericana ya alcanzó el éxito”. Y ¿qué tal los blancos de escasos recursos? Es una cuestión importante a la cual tenemos que dirigirnos. La unidad nos exige luchar por una vida mejor para todos. Pero no hay que igualar a los dos problemas y confundirlos como si fueran uno solo.

¿Cuál debe ser la posición de la izquierda? Hay otros candidatos fuertes que también levantan cuestiones importantes en la contienda por ocupar a la Casa Blanca. Hillary Clinton hizo un punto importante en un debate reciente cuando llamo por concentrar el fuego sobre los Republicanos en vez de enfatizar a las diferencias entre Demócratas.
Salga quien salga como abanderado del partido, hay una cosa segura: la candidatura de Obama tendrá un impacto duradero sobre las cuestiones de raza en el ámbito político estadounidense. De algunos modos, ya nunca será igual. Tan dramática ha sido el auge de su fortuna que surge una pregunta de una manera inaudita y sin precedentes.
¿Quién le teme a Obama? Pues, todos los demás candidatos lo temen.
--Escribe al editor a